Hola, soy Karina.
Durante mucho tiempo sentí que vivía en modo automático: haciendo, corriendo, cumpliendo… pero sin terminar de sentir.
Quizás tú también has estado ahí.
Con el tiempo entendí que lo que realmente me sostiene es algo muy sencillo:
la curiosidad por conocerme.
Escuchar mi cuerpo, ordenar mi mente, cuidar mi alma y volver a hablar con Dios desde lo cotidiano.
Yo lo llamo Dios, porque así lo siento.
Tú puedes llamarlo como tú quieras: vida, intuición, energía, universo… Lo importante no es el nombre, sino la conexión.
Espejo 11:22 nació de ese camino: de perderme y encontrarme, de observar mis hábitos, de preguntarme qué necesito, de escuchar lo que mi día a día intentaba decirme, y de darle valor a lo simple.
No vengo a decirte cómo vivir. No creo en recetas perfectas ni en un solo camino.
Creo que cada experiencia, cada decisión, cada pausa, cada emoción y cada curiosidad despiertan algo en ti y te muestran una parte de tu esencia.
Cuando empiezas a escucharte -de verdad- tu intuición te va mostrando por dónde seguir.
Yo solo soy un espejo: un reflejo que puede tocar, despertar o resonar con algo que ya vive dentro de ti.
Vengo a recordarte que lo esencial ya está en ti, y que tu vida cotidiana, con sus pausas, sus gestos,
sus pensamientos y su ritmo puede ser el mejor lugar para volver a encontrarte.
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